En ella se concentran la condición de representación o sede administrativa de un territorio jurisdiccional determinado. Una de las funciones de esta y otras Casas de encomienda era la de servir de centro recaudador y depósito de tributos. Como tal edificio donde se acumulaba y guardaba dinero, debía estar bien fortificado y defendido, por lo que no se dejaba de reparar sus muros y mejorar sus defensas.
En la actualidad el edificio está bastante deteriorado, aunque en su parte alta todavía existen algunos aposentos y salones bien conservados, testimonio de la antigua nobleza del inmueble, no en balde en esta Casa se alojó Felipe V cuando en 1603 el monarca visita Moraleja y al numeroso ejército dispuesto al otro lado del río, con ocasión de la Guerra de Sucesión contra Portugal.